En general, los problemas de sostenibilidad asociados al embalaje tienen que ver con su condición de usar y tirar, con la cantidad de embalaje que se consume y con los materiales que lo componen. Por eso nuestras estrategias para un packaging más sostenible deben poner el foco en encontrar la solución a esos problemas o mejorarlos.
El embalaje es uno de los elementos clave en la cadena de suministro que ha recibido una atención creciente en términos de sostenibilidad. Eso es porque durante años los vertederos se han llenado de materiales de embalaje, a menudo de un solo uso, que en ocasiones pueden tardar hasta siglos en descomponerse, como ocurre con algunos tipos de plásticos. A esto hay que sumarle que la producción, el transporte y la distribución de los materiales de packaging pueden tener un importante impacto en el medio ambiente, porque implican la emisión de gases de efecto invernadero, el uso de recursos naturales vírgenes y el vertido de microplásticos y otros residuos a los ecosistemas.
Por estos motivos, tanto el consumidor como la administración se han vuelto más exigentes con las medidas que exigen a las empresas para que sean más sostenibles: hay que recordar que el packaging es a menudo lo primero que ve un consumidor al entrar en contacto con un producto, y las decisiones que afectan de forma negativa a la sostenibilidad del producto tienen impacto a simple vista (exceso de embalaje, materiales no reciclables, etc.). Por el contrario, si un embalaje es sostenible, la imagen que el consumidor obtiene de puede identificarlo con la marca reforzar su compromiso con ella.
En este post explicaremos algunas estrategias para lograr un packaging sostenible y así conectar mejor con los consumidores y cumplir las regulaciones presentes y futuras.
¿Qué es, realmente, el packaging sostenible? ¿Qué entendemos por ‘sostenible’?
Antes de profundizar en las estrategias de sosteniblidad para nuestro packaging, quizá es buena idea definir qué se entiende por sostenible. Hoy en día estamos expuestos a tantos conceptos relacionados con el impacto ambiental de lo que consumimos y lo que hacemos (reciclado y reciclable, sostenible, ecológico, orgánico, de economía circular, socialmente responsable…) que a veces se confunden. Según la Enciclopedia Britannica, el desarrollo sostenible es el enfoque para la planificación social, económica y ambiental que tiene por objetivo buscar el equilibrio entre las necesidades sociales y económicas de las generaciones de seres humanos de la actualidad y las generaciones futuras, en forma de preservación del medio ambiente.
Aunque no hay un consenso sobre sus objetivos y valores, a menudo se citan los siguientes: considerar las necesidades de las futuras generaciones desde una perspectiva global en materia de políticas sociales, económicas y ambientales, entender el medio ambiente sano (incluyendo su biodiversidad) como algo útil para el bienestar de estas generaciones, la valoración y preservación de las necesidades de las culturas indígenas, la equidad económica y social en las sociedades de todo el mundo y la transparencia y responsabilidad en la puesta en marcha de políticas por parte de los gobiernos.
Guiándonos por este enfoque, entonces, el packaging sostenible sería aquél que tiene el mínimo impacto sobre el medio ambiente, que tiene en cuenta esta preservación de las culturas indígenas (por ejemplo, a la hora de evitar la deforestación de sus hábitats para producir materiales de embalaje), que fomenta esta equidad social y económica en su cadena de suministro, etc..
¿Qué es lo que hace que el packaging pueda no ser sostenible?
En general, los problemas de sostenibilidad asociados al embalaje tienen que ver con su condición de usar y tirar, con la cantidad de embalaje que se consume y con los materiales que lo componen:
- Diseño pensado para un sólo uso: hay cada vez más embalajes que permiten su reutilización, y por lo tanto, son más sostenibles que los que sólo están pensados para ser usados una vez, como bolsas de tela, cajas de cartón duro que luego pueden usarse para almacenaje, etc. Sin embargo, todavía hay muchas partes del packaging, como el más externo, que lo protege de los golpes durante el transporte, que sólo es de un sólo uso.
- Sobreembalaje: es frecuente ver que muchos productos llevan mucho más packaging del que realmente necesitan, sea por motivos estéticos, por intentos de protección adicional o incluso para hacer parecer lo que se compra más voluminoso. El exceso de packaging sólo implica más capas de material que no aportan valor añadido y por lo tanto más residuos, que aunque se puedan reciclar, sobrecargan los sistemas de gestión de residuos, provocando problemas ambientales. Hay que recordar que no hay mejor residuo que el que no se genera.
- Materiales no biodegradables: si el packaging está pensado para ser usado una sola vez antes de tirarlo y además se tiende al sobreembalaje, el hecho de que los materiales que componen el packaging no sean biodegradables hacen que su sostenibilidad esté todavía más en entredicho. Lo ideal sería que el packaging fuera biodegradable, es decir, que se descompusiera fácilmente de forma natural en el medio ambiente. Si no es así, por lo menos debe ser reciclable el número máximo de veces posible. Por contra, existen materiales que no sólo no son fácilmente reciclables sino que una vez en el medio ambiente tardan siglos en descomponerse, como ocurre con algunos plásticos.
- Tintes y colorantes tóxicos: ha ocurrido en alguna ocasión que una empresa ha cambiado los materiales de su packaging para ser más sostenibles y han olvidado el impacto de las tintas y los colorantes que se usan luego para imprimirlos o colorearlos, que pueden ser tóxicos para el medio ambiente y para la salud humana. Por eso es importante minimizar el uso de estas tintas y colorantes y asegurarse de que también son sostenibles.
- Adhesivos no sostenibles: no tiene mucho sentido usar materiales y tintas sostenibles y luego usar adhesivos como cinta de embalaje que no lo sea, sobre todo si la usamos en exceso. Es necesario buscar alternativas sostenibles y si no es posible, hacer un uso racional de está parte del embalaje.
- Uso de recursos no renovables y con una alta huella de carbono: la sostenibilidad del packaging no sólo debe enfocarse en lo que es el propio producto sino en el proceso que lo ha fabricado. La energía y el agua que se usan, los vertidos a los ríos y los gases que se emiten a la atmósfera también son importantes en términos de sostenibilidad. Y cuanto más embalaje se produzca, mayor será este uso de recursos y la huella de carbono.
Estrategias a corto, medio y largo plazo para un packaging sostenible
Una vez explorados los motivos que pueden hacer que el packaging no sea sostenible, probablemente ya se nos hayan ocurrido algunas ideas para ir en la línea contraria y hacerlo más sostenible. Además, existe una ley europea en trámite que regulará y por lo tanto hará obligatoria una parte de estas medidas. A continuación detallaremos algunas de estas ideas y otras que pueden resultar útiles a corto, medio y largo plazo para apostar por un packaging sostenible para nuestros productos:
Estrategias a corto plazo:
- Reducir el sobreembalaje: se trata de una de las estrategias más fáciles a implantar para lograr un packaging más sostenible. Se pueden eliminar los embalajes innecesarios o reducir la cantidad de material utilizado, como exceso de relleno, demasiadas capas de cajas, recubrimientos decorativos en el packaging del producto, etc.
- Apostar por materiales reciclados (y reciclables): el cartón, algunos tipos de plásticos, la tela, etc., son ejemplos de materiales de packaging más sostenible porque pueden ser reciclados y pueden reciclarse.
- Fomentar el reciclaje: aunque hay una parte imprescindible del mensaje sobre reciclaje que está regulada por ley, no está de más incluir todas las aclaraciones necesarias sobre el reciclado en el packaging.
- Diseño fácil de separar: es importante reducir el uso de embalajes que esten conformados por materiales difíciles de separar (por ejemplo, papel y cartón), y que contengan adhesivos, pegamentos y otros materiales que dificultan después el reciclaje.
Estrategias a medio plazo:
- Rediseñar el producto: con tiempo, podemos mejorar el diseño de nuestro producto y del embalaje para que no necesite tanto embalaje (dependiendo del producto, usar fórmulas concentradas que reduzcan el volumen, reducir los tamaños de los componentes u omitir los prescindibles, optar por diseños modulares, hacer los productos más resistentes a los golpes, etc.). Además, puede reducirse el espacio entre el producto y el embalaje, algo que contribuye a reducir la huella de carbono y las emisiones de CO2 porque se reduce el volumen de los productos en los vehículos de transporte.
- Investigar materiales alternativos: en poco tiempo es difícil efectuar un cambio total de materiales de embalaje, pero a medio plazo podemos lograr un packaging sostenible si hemos podido explorar adecuadamente las opciones a nuestro alcance, como las de materiales biodegradables, compostables, reciclados y reciclables y, en general, más sostenibles.
- Implantar prácticas de embalaje adecuadas: el uso de soluciones de embalaje como las que ofrece Legro en las empresas (mesas de trabajo, carros para picking, portarrollos industriales, etc.) tiende a reducir el desperdicio de material y a optimizar el proceso de empaquetado.
- Implantar sistemas de devolución o reutilización: las empresas pueden poner en práctica sistemas en los que hagan a los consumidores partícipes y puedan devolver los embalajes para que los puedan reutilizar o reciclar ellos mismos.
Estrategias a largo plazo:
- Adoptar un modelo de economía circular: como hemos explicado en otro post, la economía circular es aquella que busca maximizar el valor de los recursos y minimizar los desperdicios a lo largo del ciclo de vida de los productos. Por eso las empresas pueden, a largo plazo, implantar unos principios de diseño, producción, consumo y gestión del packaging que mantengan los productos, materiales y recursos implicados dentro del círculo durante el mayor tiempo posible, evitando la extracción y la eliminación prematura.
- Colaboración con otros agentes de la cadena de suministro: sincronizar objetivos con proveedores y distribuidores permite dar con soluciones sostenibles en todo el proceso, desde que se obtienen las materias primas hasta que se entrega el producto al cliente.
- Desarrollo de tecnologías innovadoras para el packaging: gracias a la inversión en investigación y desarrollo, una empresa puede encontrar soluciones que protejan los productos con menos y mejor embalaje.
Además, si queremos más ideas sobre embalaje sostenible, en este post propusimos muchas más.
Legro, partner para un packaging más sostenible
Gracias a las soluciones de embalaje de Legro, como mesas de embalaje, carros para picking, portarrollos industriales, sistemas de corte de materiales, etc., las empresas pueden lograr un packaging más sostenible, al tener que usar menos material, poder trabajar con materiales sostenibles, lograr un empaquetado más resistente, etc. Infórmate sobre nuestros sistemas modulares y logra un packaging más sostenible.
Imagen de Steve Buissinne en Pixabay